martes, 6 de agosto de 2013

Picnic, cine, arte y protesta, contra el despilfarro, en una tarde dominical.

Luego de unas horas de lluvia, que parecía que aguarían los propósitos de la tarde, como por arte de magia y de forma inesperada, las espesas nubes desaparecieron a la hora precisa y emergió en su lugar una tarde hermosa, fresca, ligera y radiante.
El Universo, Dios, la Fuerza Creadora de Luz, El Cosmos, la Pachamama, El Amor o La Solidaridad, como lo deseen llamar, se pusieron de acuerdo para permitir que un grupo de aproximadamente cien personas de la más amplia diversidad profesional, cultural, sexual, religiosa, ideológica, étnica o generacional; no tuvieran impedimento natural alguno para que aquella motivación interior que surgiera días antes en sus corazones y en sus mentes, pudiera verse realizada por segunda vez, en una tarde de domingo.
Es así como de diferentes sitios de la ciudad de Panamá, estos diversos seres se condujeron hacia  un mismo punto, inspirados por un denominador común: el ser panameños y panameñas conscientes y por tanto, defender lo que les pertenece.
La cita era a las 4:00 p.m. del pasado domingo 4 de agosto y el objetivo de la reunión, era y sigue siendo, protestar de manera pacífica por el acto arbitrario e inconsulto que el
gobierno panameño realizó al cederle a la Arquidiócesis de Panamá un terreno (frente al Figali Convention Center) de  5 mil 600 metros, valorado en 5.6 millones de dólares, con el fin de que la Iglesia Católica panameña, construya la estatua más grande que se le haya edificado a una virgen en el mundo.
En este caso, la imagen sería la de Santa María la Antigua, patrona impuesta en Panamá en el año 2000, la cual con los 38 metros de altura que en total medirá, pretende recordarnos, desde el punto en el que nos encontremos, el proceso de colonización española y con ello la vigente imposición de la religión católica a los panameños y panameñas.

La dinámica de la protesta consistió en un picnic a través del cual se mostraba que ese espacio que es público y que ha pertenecido a los nativos de Panamá, puede ser utilizado para propósitos útiles que beneficien a toda la colectividad y no para absurdos despilfarros que ni a los católicos favorecerá.
En este sentido, las personas asistentes pudieron compartir una hermosa tarde dominical, intercambiando alimentos, cuentos, anécdotas, ideas y experiencias;  conociéndose; riendo tras el compartir de juegos de mesa; escuchando buena música; motivando la creatividad de los niños y niñas quienes realizaron actividades artísticas; viendo una interesante película bajo los árboles, como en los tiempos del auto cine que muchos de los asistentes, que en su mayoría eran jóvenes, no vivieron.  En fin, teniendo la oportunidad simple, llana y espontánea de compartir e interactuar en un espacio común. Un compartir que verdaderamente llena el espíritu y el corazón humano.
Vale la pena resaltar que si bien es evidente  que la arquidiócesis
de Panamá no sigue la tónica que el papa, su jefe, ha tenido – al menos en el discurso – de optar por y para los pobres y por tanto, de evitar despilfarros como este, la protesta no es en contra de la religión católica ni de los católicos - de hecho estos también deberían participar, sino en función de la comprensión de que no es posible que habiendo tantas necesidades en el país, como la salud, la educación, el transporte, la basura, la seguridad, y un largo etcétera, el gobierno panameño se dé el lujo de regalar terrenos de un valor millonario, sin ninguna consulta a los dueños y dueñas del mismo, para la construcción de una imagen que no tiene ninguna utilidad práctica para nadie.
Además, es aberrante que desde el Estado, se favorezca a una religión frente a las otras, cuando el gobierno debe ser el principal garante y promotor de la laicidad y, por tanto, del respeto a la pluralidad de ideas y creencias religiosas, el cual es un Derecho Humano fundamental.  

Sin duda alguna, que este tipo de obras van con la tónica de los mega proyectos del mandatario de turno, quien tiene prioridades muy distintas a las de la mayoría de la población panameña y quien requiere que todo lo que se construya lleve el sello de mega, de grande, tal como lo hacían los imperios en tiempos pasados con la finalidad de ostentar su poder ideológico, político y económico.

De lo que no se dan cuenta ni el señor presidente ni la Arquidiócesis de Panamá es que si la misma virgen que pretenden edificar pudiera hablarles, ella misma les diría que consultaran a la población, porque su espíritu no es impositivo, como el de ellos.

4 comentarios:

  1. EXCELENTE CON LETRAS MAYÚSCULAS.
    Saludos.

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  2. Este escrito explica muy bien el corazón de la protesta. Gracias! (y también por la foto mía que te quedó simpática).

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  3. Gracias a ti Lucy Cristina por tomarte el tiempo de leerme, de comentar y de posar para la foto. Saludos :)

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  4. Felicidades por la labor que están haciendo =) suerte!

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