jueves, 17 de diciembre de 2015

Inventario humano


Los seres humanos somos cambiantes. Si no cambiáramos, nos habríamos conformado con un estado de confort.


Sin embargo, hay principios y valores fundamentales, que en función de la integridad, deberían mantenerse intactos, si realmente eran y son parte de nuestro ser.

Algunos de ellos: La honestidad, la sinceridad, la transparencia, el amor, la amistad, la lealtad, la fidelidad, el respeto, la responsabilidad, por mencionar algunos.

En mis un poco más de tres décadas de vida, he conocido a mucha gente y de mi relación con la gente he aprendido, que nadie cambia a nadie.

Cuando una persona actúa de manera distinta a lo que nos era conocido y con lo cual teníamos puntos en comunes, simplemente es porque esa era su verdadera esencia, pues en nuestra interacción, no le habíamos conocido completamente. Ese cambio de actuar puede ser tanto positivo, como también puede ser negativo.  


Cuando es positivo, nos sentimos alegres (...)
 de que una persona X haya podido encontrarse consigo misma y transmitirse a otros y a otras de forma muy positiva. Sin embargo, cuando es negativo, hay confusión, decepción, sentimiento de engaño y sobre todo de deslealtad para con quienes le conocen.

De cualquiera de las dos formas habría que dar gracias al Universo por permitirnos descubrir la esencia de los seres con quienes nos relacionamos. Habría también que aceptarles, cualquiera que sea esa esencia, y seguir caminando, teniendo en cuenta siempre que cada encuentro fue parte de un aprendizaje. Así, si fue (y es) positivo, hay que abrazarle, cuidarle y conservarle. Por el contrario, si fue (o es) negativo, hay que darle gracias por habernos permitido conocerle de manera real y dejarle ir, aunque duela.  

Estamos en una época de hacer inventarios de muchas cosas. De comprar, de gastar, de querer dar. Inventariemos también en nuestra alma, aquellas relaciones sanas o malsanas que tengamos en nuestra vida, recordando que cada persona que se nos acerca es un campo de energía que puede sumarnos o restarnos  la nuestra. 

Tengamos en nuestra vida a personas que nos aceptan tal como somos, sin críticas ofensivas de manera constante. Abracemos a las personas que comparten nuestros principios y se alegran con nuestra presencia. Demos gracias por esas amistades, familiares y parejas  que nos hacen parte su vida. Agradezcamos por los seres de luz que nos advierten de los peligros, con el ánimo noble de cuidarnos o bien, demos gracias por esas personas que simplemente nos llaman o envían un mensaje constante, con el delicado interés de  saber cómo estamos.

La vida, y todo lo que ella implica, es para vivirla y compartirla mientras estamos vivos. Dejemos en nuestro inventario, a ese selecto y exclusivo grupo de personas, que realmente tengan interés en vivir y compartir sus vidas con nosotros, mediante un bonito intercambio que nos llena de luz. 

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