domingo, 24 de febrero de 2019

Un paseo por el Río Oria


En virtud de la experiencia propia, sobre las dificultades para encontrar y llegar a lugares paradisiacos en nuestro país, sobre todo en las regiones de Los Santos y Herrera, he decidido incorporar a este blog, una sección de viajes o recomendaciones turísticas, sobre aquellos tesoros de la naturaleza, que muchas veces solo conocen los lugareños de las localidades de nuestro terruño, porque no hay una guía turística nacional que les incorpore ni menos una autoridad, que genere las condiciones mínimas para que los visitantes puedan conocer sitios hermosos, que también nos definen como país.

Inicio con un lugar del que mi memoria tenía vagos recuerdos de mi infancia, cuando un día con mi tío Herasto, lo visité. Lo recordaba como un río caudaloso, rodeado de una vasta vegetación, con aguas cristalinas y con un ambiente muy agradable. Además, es un sitio del que siempre he escuchado porque mi madre, vallerriquense, siempre lo menciona con una emoción profunda, al remembrar sus años de infancia.

El Río Oria, del que me refiero está
ubicado a 22 kilómetros del centro de Las Tablas, pasando la entrada de Vallerriquito, en la provincia de Los Santos, República de Panamá. Para llegar a él, puedes ir en carro, poner en el Waze o en Google Maps, Río Oria y te llevará directamente.

Área para dejar los autos, puente del río.
Si tienes carro 4 x 4 podrás bajar hasta la orilla del río. Si tienes auto sedan o 4x2 debes dejarlo cerca del puente, sobre el río. En este caso, tienes dos opciones, yendo hacia Tonosí, puedes bajar por el lado izquierdo del puente, pero el terreno de la bajada es bien quebrado y un poco alto, por lo que si vas con personas mayores o con niños en brazos, tal vez convenga que tomes la bajada que se encuentra del lado derecho del puente, la cual es bastante accesible y a unos 150 metros aproximadamente encontrarás el río. Esta fue la bajada que tomamos, María Emilia, Merlí y yo. 


Si vas en autobús, en la terminal de buses internos de la Ciudad de Las Tablas, debes abordar un bus que se dirija a Tonosí y pedirle que te deje en el puente del Río Oria y seguir cualquiera de las dos bajadas arriba señaladas. Te recomiendo que consultes a qué hora pasa el bus de regreso, porque no pasan con tanta frecuencia, menos si es en fines de semana.

Una vez a orillas del río, se viene un mundo de felicidad en un instante, porque sus aguas son tan cristalinas como un espejo, en el cual puedes verte reflejada. Además, todo el río está cubierto de árboles frondosos, que apenas dejan pasar las luces del sol. En consecuencia, el ambiente es sumamente fresco, gracias a la carpa natural de las hojas entrelazadas de los árboles. Es en realidad un lugar hermoso y paradisiaco, que te genera una sensación de relajamiento inexplicable.
Merlí disfrutando de las cristalinas aguas del Río Oria

Es probable que al primer contacto que tengas con el río, un grito inesperado de tu ser salga de forma espontánea, porque sentirás el agua fría, sobre todo si eres tan friolenta como yo. Sin embargo, luego, lo que sigue es disfrutar, porque el agua se templa y sientes una temperatura muy agradable.

Lamentablemente, siendo el segundo mes del verano, el caudal del río ha bajado considerablemente, respecto de como lo recordaba. De hecho, es uno de los 11 ríos de la región de Azuero que ha perdido mucho caudal. Sin embargo, aún podemos disfrutarlo, por ello te invito a que lo visites.  

Actualmente, hay varios espacios separados por formaciones naturales de piedras, que parecen pequeñas piscinas, las cuales las hay desde llanas, para ir con bebés o bien un poco más profundas, que te pueden llegar a la cintura y disfrutar todo el día porque el río no tiene corrientes fuertes, o bien puedes caminar más al fondo y encontrarás áreas completamente hondas, para nadar o darte un par de clavados.

En la cima de la copa de los árboles del área en el que nos situamos, encontramos una gran familia de monos, contamos nueve de un lado y dos de otro. Los había desde bebés hasta grandes y nos acompañaron durante toda la estadía. Al salir, encontramos un letrero que explicaba que esa área es casa de los monos aulladores, lo cual hace que la experiencia sea aún más bonita.

Es importante mencionar dos cositas, la primera, que ni en los alrededores del río ni en el mismo río hay venta de artículos para el consumo, por lo que debes llevar todo lo que  desees comer.
La segunda, todo el área está sumamente limpia, no hay basura, malos olores de ningún tipo, y la gente cercana que visita el río es sumamente amable, y consciente de llevarse sus desechos, por lo que si eres visitante, no olvides llevar tu bolsa de basura para que puedas guardar los desechos que generes durante tu estancia y sobre todo llevártela del lugar, para que la deposites en un cesto de basura fuera del río.

Aún nos queda bastante verano por delante, más en la región de Los Santos, por lo que te invito para que conozcas esta hermosa joya de la naturaleza y si tienes suerte como la tuvimos hoy, podrás además disfrutar de robles y guayacanes en todo su esplendor como este que les dejo de regalo.

¡Hasta la próxima!

No hay comentarios:

Publicar un comentario