sábado, 20 de febrero de 2010

Celebración del amor y la amistad

En días pasados, en gran parte de los países del mundo, se celebró el día de San Valentín, día en el cual se conmemora el amor y la amistad. Pese a que es un día que los comercios han impulsado con mucha fuerza para obtener ganancias considerables por la venta de postales, flores, chocolates y demás detalles, y por tanto a veces esos sentimientos tan puros y nobles se ven un poco influenciados por lo material, deseo compartirles algo que observé aquel día en la ciudad de México.

Desde que estoy en este país, una de las cosas que más he admirado es la creatividad de sus ciudadanos, pues se las ingenian para todo, en este caso: unos para vender una cantidad inmensa de curiosidades y los otros por buscar los detalles más innovadores para agradar a las personas que aprecian.

Durante una salida que di ese día, podía ver – por doquier – a personas con detalles en las manos, tales como: globos similares a los del chavo del 8, con miles de formas y frases curiosas, arreglos florales o de peluches, obsequios envueltos, una cartulina con un montón de post – it que cada uno decía una expresión de afecto, un carro totalmente copado de post – it, también con expresiones de afectos (te quiero, te amo, etc), gente en cines y teatros donde habían descuentos casi del 50% en algunos de estos últimos (los cuales son bastante costosos en relación con los de Panamá), en la universidad una persona le confesaba su amor a otra mediante un cartel enorme, tipo valla publicitaria, con nombres y apellidos, entre muchas otras cosas. ¿Algunos de estos detalles los consideran cursis? Tal vez, para algunos, pero todos de un modo u otro implican un esfuerzo de una persona para agradar a otra, al final son una forma de expresión de cariño.

Pero, lo que quiero resaltar, es que por donde me moviera habían personas con algún detalle de sus parejas, familiares o amigos, y todos se veían felices, en el lugar que estuvieran, fuera en medios de transporte público como el metro, metro – bus o los buses, en carros particulares, a pie, en fin, gente de todo tipo de clases sociales manifestándose, de variadas formas su cariño, su amistad y su amor.

Pero, más allá de los detalles materiales, pienso que sería hermoso que diariamente se pudiera vivir en la armonía que se procura pasar el 14 de febrero, tan solo depende de que cada uno de nosotros sigamos tal vez el ejemplo del peregrino loco, que se describía en el cuento intitulado la locura que publiqué hace un par de días, de modo que diariamente podamos rendirle tribuno, celebrar y convivir en amor y amistad.

Para lograrlo, tal vez tendríamos que dejar que otros con cierto poder dejen de definir cuándo tenemos que hacer tal o cual cosa, en este caso, cuándo tenemos que celebrar el amor y la amistad, para así permitirnos y atrevernos a definir nosotros mismos lo que deseamos.

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