jueves, 29 de julio de 2010

Llegada accidentada a Panamá

Un bajón inesperado, estremecimiento constante, movimientos de un lado al otro. Gritos de temor, miedo y pánico. Niños llorando incesantemente. Rayos que se veían a través de las ventanas. Primer anuncio del Capitán: Se presentan fuertes turbulencias, razón por la cual se les solicita no levantarse de sus asientos y mantenerse con los cinturones abrochados. A los tres minutos, todas las luces se apagan y se encienden sólo las de la puerta de la salida de emergencia.

Segundo anuncio del capitán: Seguimos atravesando fuertes turbulencias, por lo que se les agradece seguir las indicaciones y mantener la calma en caso de que se tengan que tomar medidas extremas. El miedo y el nerviosismo se incrementaban.

Yo, con el corazón agitado y una fuerte ansiedad. Tan sólo recordaba a cuatro seres en ese momento. El primero: mi amado Dios, a quien le pedía con mucha fuerza que todo saliera bien y que pudiéramos vencer el mal tiempo. Pedía sabiduría, discernimiento y tranquilidad para el conductor del avión y serenidad para aquellos que íbamos bajo su responsabilidad.

La otra persona de la cual me acordé fue del Dr. Jorge, quien mucho me ha enseñado a calmar las ansiedades – que a veces pueden surgir - con las técnicas de relajación y respiración, las cuales practiqué en ese momento de alta tensión, siendo de mucha ayuda y calma para mí. Además, lo recordaba por el tema que tanto hemos hablado del control que muchas veces pienso tener de todo lo referente a mí vida. Recordaba en ese momento que la mayor parte del tiempo no estamos en control de lo que nos ocurre, aún cuando equivocadamente así lo he pensado. En ese momento pude constatarlo y dar una clara fe de eso, ya que me encontraba en manos del piloto, de que el avión le respondiera y de la fuerte tormenta que atravesábamos.

Otra de las personas que se me venía a la mente era mi mamá. Me decía: Dios mío, yo que quería darle una sorpresa agradable y ahora será todo lo contrario, pues – pese a que trataba de ser optimista – era difícil lograrlo en ese momento y me imaginaba lo peor.

Además, pensaba en ti Cometín, pues sabía que estarías pendiente de mi llegada y eras la única persona que conocía todos los detalles de mi vuelo. Por ello, mientras me imaginaba lo peor, me ponía en tus zapatos y me costaba verte enterándote y dándole una doble y trágica noticia a mi mamá. La primera, que en principio llegaría a Panamá de sorpresa. La segunda, la que gracias a Dios no se contará.

En medio de oraciones y de pensamientos desastrosos, se escucha el tercer anuncio: Tripulación, preparados para aterrizar.

Pocos minutos después, sentí como las llantas del avión en el que iba, con destino a Panamá, toco suelo. En eso, se sintió un silencio total y acto seguido todos los pasajeros, como una reacción planeada, aplaudimos al unísono y algunos gritaron ¡Bravo Capitán!

Los que me conocen, saben que he tenido de experiencias a experiencias. Pero, que diferente se sienten cuando son en tierra, que cuando son en medio de la inmensidad. A Dios le doy gracias por la oportunidad de vivir, ya que gracias a eso, puedo incluir esta historia a mi memoria de – historias increíbles o experiencias de survivor – y como dicen los dichos, ésta será una raya más para la tigrilla. Raya que me hace más fuerte, para seguir adelante, disfrutando la vida y en esta etapa en particular, de las vacaciones.

¡Saludos!

6 comentarios:

  1. Interesante, impresionante y en cierto modo, escalofriante. Nunca he vivido una experiencia como esa en un avión, pero de cierto que sí he vivido situaciones igual de fuertes, y en las que solo una cosa, y solo esa única cosa me hacen mantener algo de calma: mi fe en Jehová. Solo queda en esos momentos decir: Santo Padre Celestial, a ti encomiendo mi vida, y si es tu voluntad, extiende tu mano nuevamente para salir a salvo de esto.
    La redacción es impecable, el estilo (aunque creo que el propósito no era darle matices literarios) es dramático, pero creo que lo mejor de todo es el contenido. Me alegra que hayas mencionado a tu mami... La madre, esa mujer santa que de seguro daría su alma por estar en nuestro lugar en esos momentos de angustia y vernos a salvo.

    Besos amiga, a Jehová gracias que extendió su mano y la colocó bajos las alas de ese avión para que llegaras tú y los demás pasajeros y tripulación con vida.

    TQM,
    Jose Luis

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  2. Querida Nelva:

    Acabo de leer tú artículo, otra anécdota para tus historias de “Survivor”.

    Realmente cada vez que me toca subir a un avión le pido a Dios que nos permita regresar sanos y salvos a casa; como dices que le de sabiduría al piloto para que maniobre el avión de manera segura. Te imaginas este último viaje que hice fueron casi 13 horas arriba de un avión y no tuvimos ni un solo momento de turbulencia. Fue una maravilla, pero igual uno va rezando todo el viaje sobre todo porque iba con Alessandro y Philippe.


    Gracias a Dios Nelva que solo fue un mal susto porque el señor tiene planes para ti que todavía falta mucho tiempo para que concluyas.


    Me alegra saber que has llegado y espero verte para hablar un poquito de tus planes.

    Un abrazo,

    Marcela T

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  3. José Luis,

    Muchas gracias por tú comentario. Estoy de acuerdo en los aspectos literarios.

    Y sí, gracias a Dios por la oportunidad de la vida, oportunidad que se presenta segundo a segundo.

    También te quiero amigo.

    Saludos.

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  4. Hola Ing. Marcela.

    Gracias por su comentario.

    Y sí, Dios aún quiere que siga dando lata en esta tierra, como dicen los mexicanitos.

    Saludos,

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  5. Hola Nelva

    Acabo de ver tu mail, primero dejame decirte que me da mucho gusto que hayas llegado bien a Panamá, que las turbulencias que viviste durante tu vuelo fué una experiencia no grata, es una lección de vida dificil, admiro tu fortaleza.

    Espero que tu mami haya tenido una grata sorpresa con tu llegada y que hoy esten disfrutando de lo lindo, que es lo importante disfrutar el aqui y el ahora, saludame a tú familia y disfrutala, espero que cundo regreses podamos vernos

    Recuerda que tienes en mi una amiga que te quiere, Noemi

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  6. Noemí,

    Muchas gracias por tú comentario y tus buenos deseos, los cuales siempre siento muy sinceros.

    Y sí, gracias a Dios, la sorpresa fue agradable...ni se le pasaba por la cabeza jajaja.

    Te envío un abrazo con cariño,

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