lunes, 9 de mayo de 2011

¡No más sangre! Reflexiones sobre la marcha por la paz


Desde que llegué a este país, México, y he conocido un poco acerca del inmenso problema que posee en materia de seguridad, dada la absurda y fallida guerra contra el crimen organizado me he preguntado dos cosas. Por un lado, me he cuestionado ¿Dónde está México? Ese México que luchaba por ser ejemplo para otros países latinoamericanos en materias como educación, salud, trabajo, transporte, deporte e incluso en seguridad. Temas que sé  fueron cambiando y deteriorándose con la firma de tratados perjudiciales para los países latinoamericanos como el TLC con el dueño del mundo, Estados Unidos, que ha dejado en la miseria de la verdadera subsistencia diaria y en la inseguridad social a miles de ciudadanos, sobre todo – como siempre – a los más pobres.
Y por el otro lado, me he preguntado y lo he preguntado en mis clases ¿Qué más tiene que pasar para que la venda de la indiferencia sea quitada de los ojos de los mexicanos y decidan manifestar su malestar frente al gobierno, por tantos muertos en ciudades en donde la libertad fue secuestrada tanto por los del crimen organizado como por los militares? La respuesta que recibía en mis clases, siempre fue
el silencio.
No obstante, ayer, cuando culminó la marcha por la paz, la cual inició el día 5 de mayo en Cuernavaca, Morelos, mis preguntas empezaron a responderse.
Por un lado, me dio gusto ver a ese México que yo conocía de oídas y que muchas veces leí a través de autores de derecho que tenían propuestas interesantes para el sistema jurídico. Me alegró ver a tanta gente que salía a decirle al gobierno de los muertos, que estaban cansados de tantas muertes. Me generó satisfacción ver a un país hermano del mío, liderado no por un político, sino por un escritor que con un discurso netamente ciudadano dijo, al lado del palacio presidencial – sin miedos – y con nombres y apellidos quiénes eran los responsables y los cómplices de tantas desgracias, de tanta sangre.
Lamentablemente, para que ese México se levantara han tenido que morir más de 35 mil personas, entre las que están los familiares de quienes lideraron la marcha. De esas personas muertas, la mayoría son víctimas inocentes consideras daños colaterales, para suavizar la brutalidad de los hechos. Daños colaterales a quienes nunca se les acercaron para investigar previamente o que fueron confundidos por otros sujetos a quienes  buscaban.
La  marcha de 80 km de recorrido, que tuvo eco en diferentes estados del país, fue la marcha por la paz, la justicia y la dignidad, marcha que todo su recorrido fue realizada en silencio y la razón de este silencio impresionante, en medio de tanta gente reunida en ella, la indicó Javier Sicilia, el escritor que lideró la marcha, quien al llegar al Zócalo o plaza de la Constitución dijo lo siguiente:
“Si hemos caminado y hemos llegado así, en silencio, es porque nuestro dolor es tan grande y tan profundo, y el horror del que proviene tan inmenso, que ya no tienen palabras con qué decirse. Es también porque a través de ese silencio nos decimos, y les decimos a quienes tienen la responsabilidad de la seguridad de este país, que no queremos un muerto más a causa de esta confusión creciente que sólo busca asfixiarnos, como asfixiaron el aliento y la vida de mi hijo Juan Francisco, de Luis Antonio, de Julio César, de Gabo, de María del Socorro, del comandante Jaime y de tantos miles de hombres, mujeres, niños y ancianos asesinados con un desprecio y una vileza que pertenecen a mundos que no son ni serán nunca los nuestros; estamos aquí para decirnos y decirles que este dolor del alma en los cuerpos no lo convertiremos en odio ni en más violencia, sino en una palanca que nos ayude a restaurar el amor, la paz, la justicia, la dignidad y la balbuciente democracia que estamos perdiendo; para decirnos y decirles que aún creemos que es posible que la nación vuelva a renacer y a salir de sus ruinas, para mostrarles a los señores de la muerte que estamos de pie y que no cejaremos de defender la vida de todos los hijos y las hijas de este país, que aún creemos que es posible rescatar y reconstruir el tejido social de nuestros pueblos, barrios y ciudades”.
Como extranjera, residente en este país, no puedo más que dar a conocer este tipo de acciones de la ciudadanía mexicana y apoyarlas por medio de los instrumentos que tengo, porque no se trata sólo de calificar estas muertes como las de 35 mil mexicanos, sino simplemente son las muertes de 35 mil seres humanos, producto del odio, la ambición y la torpeza de quienes fueron elegidos para garantizar, entre otras cosas, su seguridad. Torpeza que es repetida en los países latinoamericanos. Ciertamente un poco después que México, porque al éste ser vecino del dueño del mundo, es al primero a quien le exigen los ajustes por medio de instrumento perfecto de poder: la ley.  El ejemplo más reciente de esto son las leyes de seguridad nacional. El primero en firmarla fue México, posteriormente, empezaron a firmarse en los demás países. Leyes que permiten, entre otras cosas, deslindar de responsabilidad a los militares y a los policías en sus intervenciones militares o policiales, generando un Estado de excepción permanente. Leyes que precisamente han contribuido a las miles de muertes en este país.
Culminada la marcha, me llama la atención el mensaje que siempre se quiere dar, a través de los medios de comunicación. Primero, sólo un canal le dio la importancia a la marcha, ya que para los demás eran más importantes los juegos de fútbol de la liga interna mexicana y por otro lado, cuando en las noticias hacían alusión rápidamente a la marcha se mencionaba: Hubo saldo blanco en la marcha.  No sé qué otro tipo de saldo iba haber en una marcha que era por la paz. Pero, como siempre, los medios de – des comunicación social – procuran hacer ver que cuando la ciudadanía se manifiesta, hay que tener cuidado porque pueden haber hechos violentos, pues  para ellos, la ciudadanía que exige sus derechos y el cumplimiento de las responsabilidades por quienes fueron elegidos sus gobernantes, siempre serán los malos de la película, los peligrosos.  
Sin embargo, esta vez la ciudadanía no escuchó los mensaje que tratan de ocultar la realidad y que si son transmitidos y repetidos hasta el cansancio en los medios de des comunicación social como vive México, en donde se exaltan los distintos sitios turísticos de México y se invita a vacacionar, en un país ultra seguro, en donde no pasa nada.  
Ojalá éste sea el primero de muchos actos masivos que busquen estabilizar este maravilloso país, no por medio de la equívoca violencia militar, sino por medio de acciones tendientes a buscar la paz, ya que como también lo comentó Javier Sicilia,
“Si no hacemos esto solamente podremos heredar a nuestros muchachos, a nuestras muchachas y a nuestros niños una casa llena de desamparo, de temor, de indolencia, de cinismo, de brutalidad y engaño, donde reinan los señores de la muerte, de la ambición, del poder desmedido y de la complacencia y la complicidad con el crimen”.
Ojalá no tengamos que esperar a que una tragedia ocurra en nuestras familias, para que luchemos por un mejor presente, pero sobre todo por un mejor futuro del que, como están las cosas, se nos pinta.  Porque esta realidad que hoy  vive México, en la dimensión y descontrol que se encuentra, no es ajena a ningún otro país, de hecho ya se empieza a generar en otros países latinoamericanos.
A continuación les dejo el link donde los interesados podrán leer el discurso del escritor Javier Sicilia http://www.m-x.com.mx/2011-05-09/discurso-de-javier-sicilia-en-el-zocalo/

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