lunes, 20 de junio de 2011

III fase de la cinta costera de la ciudad de Panamá: Riesgo para el patrimonio cultural mundial de la humanidad



He visto el video que se ha publicado en Youtube acerca de la construcción de la fase III de la Cinta Costera en la bahía de Panamá, mediante una costanera, y no puedo menos que aplaudir a la persona o grupo de personas que trabajaron en su realización, dado que está tan bien elaborado que el video atrapa al observador, al punto de generar ganas de verlo una y otra vez. Pues además de lo bien diseñado que está, tiene implícita una impecable estrategia de marketing, que busca convencer y estoy segura que lo logra en muchos casos, ya que nos regala la posibilidad de fantasear con un área muy diferente a la que tenemos, fantasías que serían grandiosas si todos los panameños fuéramos incluidos en ellas.

A mi juicio y luego de leer las entrelineas que se vislumbran más allá del maravilloso sueño virtual que ha construido el diseñador del proyecto, reflejado en el video, puedo concluir que esta nueva fase está diseñada y pensada para un grupo específico de personas: aquella minúscula cúpula que mantiene el poder económico de Panamá y que se quedó sin su apartamento en la ciudad con vista al mar, dado que la bahía se colmó de edificios lujosos, que representan y reflejan el “desarrollo y la prosperidad” del tercer país en Latinoamérica con la peor distribución de la riqueza y el onceavo en el mundo[1].

El proyecto lo que busca realmente es hacer aún
más exclusiva el área del Casco Antiguo, construir una zona residencial privilegiada con sus correspondientes vías de acceso, centros culturales, deportivos y comerciales y cercar y desplazar a los barrios marginados de Santa Ana, El Chorrillo y de una parte de San Felipe.

No obstante, el discurso del gobierno panameño se enfoca en afirmar que esta nueva fase mejorará la calidad de vida de los panameños, a lo que yo me pregunto ¿De qué panameños? Porque actualmente, las áreas de Amador, una parte de San Felipe y Avenida Balboa son áreas que poco a poco se han convertido en exclusivas, pues a los restaurantes, bares, edificios y clubes que se han desarrollado en esas zonas sólo pueden acceder los turistas de cierto nivel económico y los panameños con dinero.

Por lo que estoy completamente segura que los panameños de los corregimientos de Betania, Calidonia, Chilibre, Curundú, el Chorrillo, Juan Díaz, la 24 de diciembre, Las Mañanitas, Pacora, Parque Lefevre, Pedregal, Pueblo Nuevo, Río Abajo, una parte de San Felipe, San Martín, Santa Ana, Tocumen y las Cumbres - 18 de los 21 corregimientos - que aglutinan a la mayoría de la población de la capital, no se beneficiarán en absoluto con esta tercera fase. Dado que aparte de no poder acceder a las exclusivas áreas, tienen problemas más relevantes y elementales que atender en su lucha por la subsistencia diaria como la falta de suministro de agua, transporte, trabajo, seguridad, salud, educación, entre otros.

Por el contrario, la construcción de esta nueva fase, más allá de los empleos temporales que generará, implicará necesariamente el aumento de impuestos y por tanto, el incremento de productos de la canasta básica familiar, dado que hay que sufragar la magnánima obra que le va costar al pueblo panameño la cuantiosa suma de 776.9 millones de dólares[2], más el valor incalculable del riesgo por el deterioro de uno de los pocos sitios de la ciudad en donde se alberga una parte importante de la memoria de nuestra historia patria. Aquella que no es contada de acuerdo a los intereses de escritores o reducidas, como ha ocurrido, en los textos escolares, sino aquella historia que habla por sí sola al ser mostrada a través de sus edificios y monumentos, que además es considerada patrimonio histórico de la humanidad.

Debo advertir, que estoy de acuerdo con el hecho de que la ciudad de Panamá requiere de alternativas viales urgentes que permitan descongestionar el tráfico vehicular y que traigan como consecuencia una mejora en la calidad de vida de las personas, no obstante, hay vías más importantes que empezar a repensar, por las cuales ciertamente transitan diariamente la mayoría de los ciudadanos panameños y hay necesidades más urgentes que satisfacer en este momento.

Además, no es posible que ante las advertencias que la UNESCO le ha hecho al Estado panameño,  por el peligro que la construcción de la tercera fase de la cinta costera representa para el Casco Antiguo, el Estado insista en sus planes.

Pero, más allá de mi opinión ¿Qué dicen las leyes panameñas sobre las construcciones en el área  del Casco Antiguo?

En primer lugar, hay que señalar que mediante la Ley 91 de 1976, modificada por la Ley 9 de 1997,  se regulan los conjuntos monumentales históricos de Panamá Viejo, Portobelo y el Casco Antiguo de la ciudad de Panamá y se establece a estos lugares como parte del conjunto monumental histórico de Panamá, es decir, desde la promulgación de la referida Ley, los sitios citados son considerados “construcciones y espacios cuya cohesión y valor desde el punto de vista ecológico, arqueológico, arquitectónico, histórico, estético o socio  - cultural, constituyan testimonio del pasado de la nación”.

Además, esta Ley establece una serie de condiciones para las construcciones en estas áreas. Así, en lo que se refiere  al Casco Antiguo, se indica que todas las construcciones que se edifiquen en esta zona deberán mantener los parámetros de las fachadas que poseen los edificios históricos y que los inmuebles que allí se construyan no pueden exceder los cuatro pisos.

Por otro lado, en 1997 la UNESCO estableció que el Casco Antiguo constituye patrimonio cultural mundial de la humanidad, es decir, este conjunto monumental que guarda la memoria de lo que fue la segunda ciudad de Panamá y la primera urbe construida en el pacífico americano, dejó de pertenecer al Estado panameño, para ser parte de los bienes que poseen todos los seres humanos que habitamos el mundo. Por lo que, a diferencia de lo que afirma el irrespetuoso presidente de la República de Panamá, al indicar – sin  ningún tipo de fundamentos – que a este proyecto se oponen cuatro gatos que no dejan “desarrollar” el país, esta obra no sólo le concierne a esos supuestos cuatro gatos, sino a toda la humanidad, y por tanto todos estamos en derecho de exigir el respeto a este patrimonio. Y, seguramente, a los “gatos panameños” se sumarán voces de países en donde la historia es valorada y es colocada en el justo lugar que le corresponde.

Además, mediante la Resolución 5 de 2001, se  prohíbe la circulación de vehículos con peso superior a 7 toneladas y con dimensiones superiores a los 7.00 metros de largo, 2.00 metros de ancho y 2.75 de alto, dentro de los límites del conjunto monumental del casco antiguo de la ciudad de Panamá, ya que su tránsito por ésta zona atenta contra la conservación y la seguridad de dicho conjunto monumental. Por lo cual, no comprendo qué tipo de vehículos y maquinarias se utilizarán para construir cualquiera de las opciones de la tercera fase de la cinta costera y qué vías de acceso utilizar para la ejecución de la obra, ya que la legislación panameña lo impide. La única forma en que no se violaría esta norma sería mediante una movilización área de los materiales de construcción y como al señor presidente resulta que ahora le interesa economizar para invertir en los temas importantes que en 2 años no ha invertido, no creo que ésta sea la opción que se esté considerando.

Aunado a lo anterior, la Resolución 127 de 2003, promulgada por el Ministerio de Vivienda, por medio de la cual se aprueba la zonificación del uso del suelo y las normas edificatorias para el Casco Antiguo de la ciudad de Panamá, se establece una serie de disposiciones que regulan el uso del suelo en las áreas del Casco Antiguo, con limitaciones que impiden construcciones de un alto impacto.

Finalmente, la Ley 51 de 2004, por medio de la cual se aprueba un manual de normas y procedimientos para la restauración y rehabilitación del casco antiguo de la ciudad de  Panamá indica en su artículo 18, lo siguiente:

Son usos incompatibles:

1.   Aquellos que se consideran problemáticos en mismos, ya sea porque provocan vibraciones  en  la  edificación,  ruidos  de  gran  intensidad,  olores  penetrantes, emanaciones tóxicas por humo, gases, vapores o altas temperaturas, acumulación de materiales inflamables yIo explosivos, infiltración de desechos contaminantes en el manto freático y /o redes hidro sanitarias, concentración de transporte pesado, y actividades de carga y descarga con afectaciones al tráfico vehicular y peatonal.

Se incluyen en este grupo las gasolineras y depósitos de combustible, estaciones de gas o eléctricas, rastro, frigoríficos, talleres automotores, terminales de carga, manufactura no artesanal e industrial de alta tecnología, estación de tratamiento de desechos y otros de igual categoría;

2. Usos  no problemáticos en mismos, pero  que  entren en  contradicción  con la tipología y grado de protección del inmueble que ocupan.

A todas luces, la edificación, cualquiera que sea la vía elegida vulnera la legislación panameña, en lo que respecta a la conservación del Casco Antiguo, dado que cualquier movimiento de tierra que se vaya a realizar implica necesariamente la utilización de vehículos  y maquinarias pesadas, vibraciones y ruidos que pondrían el riesgo este patrimonio mundial.

Además, el gobierno panameño ya adjudicó la construcción de la obra a Odebrech sin que haya una aparente claridad de cuál va ser la opción que se elegirá para la construcción de la fase III de la cinta costera.  Me pregunto ¿bajo qué parámetros se licitó entonces? Y si ¿Ciertamente no habrá claridad?

Creo que este video publicado en youtube no es mera casualidad, pues contiene las características de marketing agresivo y convincente que han poseído todas las campañas del actual gobierno panameño. Además, aún cuando afirmen que este video lo desconocen, no creo que alguien por puro hobby se haya puesto a elaborar una producción tan costosa.

En fin, más allá de oponerme a la obra, me uno a las voces que se han manifestado en función de procurar la conservación de nuestra historia y el cumplimiento cabal de nuestras leyes, pues éstas se erigen con la finalidad declarada de proteger a las personas y a los bienes individuales y colectivos y no para estar al arbitrio de los gobiernos de turno.

Ojalá que la reunión con la UNESCO no sea una simple pantalla y se acaten las recomendaciones señaladas por dicha organización.









[1] De acuerdo al informe de desarrollo humano de las Naciones Unidas del año 2010.


[2]Un relleno, ¿La opción del MOP?, artículo publicado en la Estrella de Panamá, 1 de junio de 2011.

6 comentarios:

  1. Está buenísimo Marissa y muy explicativo.
    Gracias por publicar el video, yo no lo había podido ver completo y por sacar lo de la legislación, porque eso es lo que no dicen los medios de comunicación.
    Voy a reenviarlo par que vean que quienes estamos en contra tenemos fundamentos y no es una mera oposición como ha dicho el gobierno.

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  2. Gracias a tí anónimo por leerme.
    Las leyes que he publicado no son todas, hay más, pero para efectos de este artículo eran las más relevantes. Y sí, el gobierno - apoyado por los medios - siempre tratará de desvirtuar a quienes disienten de sus propósitos y para ello etiqueta y estigmatiza, de modo que la población crea sus tesis discursivas.

    Aprovecho para informarles a quienes están suscritos a este blog y están interesados, que el video lo podrán ver directamente en el blog, dado que el formato de hotmail no permite verlo.

    Saludos,

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  3. Hola Mary, te quedo excelente el artículo. Saludos

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  4. Hola Nelva:

    Este escrito está muy bien planteado y estoy totalmente de acuerdo contigo.

    Es muy preocupante lo que está sucediendo en Panamá. Ojalá que esto lo lean muchos panameños para que tomemos conciencia de lo que está ocurriendo con este gobierno abusivo.

    Saludos,

    MT

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  5. Nelva: ¿Qué podemos hacer con un documento tan bien sustentado? Me dolería en el alma que quedara “entre nos” sin la divulgación masiva que merece. ¿Se te ocurre algo? Ojalá que sí. Estamos al borde del abismo. Asumo que ya conoces las intenciones que existen de mudar también el Hospital del Niño, además de construir la monstruosa torre Tusa y tomarse parte de los terrenos del Santo Tomás que es de esperarse, también caerá por la voracidad de los constructores, urbanistas y enloquecidos arquitectos. Es cierto que el Casco Antiguo se ha convertido en lugar privilegiado pero por lo menos, que se salve de verse ahogado por un relleno para que pueda seguir siendo patrimonio histórico. (Algo como el Viejo San Juan). El Chorrillo y Barraza ni siquiera tendrían el mismo destino: creo que desaparecerían como barrios y su gente sería enviada a sitios como Pacora, la 24 de diciembre, etc. La arrogancia y la voracidad de esta gente no conoce límites. Y son desafiantes como ningún otro gobierno que recuerde. Un abrazo grande y felicitaciones.

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  6. Gracias por sus comentarios.


    Estimada Sra. Berna,

    Ciertamente, como bien lo menciona, nos quieren quitar aquello que nos identifica como país. Y sí, con este proyecto se busca desplazar a los pobres barrios de El Chorrillo y Barraza, pues éstos no se ajustarán a las nuevas tendencias y afearían el lugar, por lo que lo más conveniente para el gobierno y los inversionistas es enviarlos hacia los lugares más lejanos de la ciudad, excluyéndolos. Tal como ha pasado con las personas humildes del barrio de San Felipe a las cuales misteriosamente, poco a poco, se les incendiaron sus casas.

    En cuanto a la divulgación del artículo, lo único que se me ocurre es resumirlo para publicarlo como artículo de opinión en algunos diarios y publicarlo íntegramente en panaletras, sólo que en éste último, en ocasiones se tardan un poco en publicar, dada la cantidad de artículos que se envían. De hecho ahorita tiene un retraso de un mes en que no se actualiza. No sé si a usted se le ocurre alguna otra opción que me pudiera sugerir, porque a mí si me parece importante que la gente conozca las legislaciones que se están infringiendo, pues éstas no se dan a conocer y todo se nos presenta con una aparente legitimidad, legalidad y necesidad.

    Saludos cordiales.

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