miércoles, 6 de agosto de 2014

Nostalgia de escribir


Tic, tic, tic, requeté tic, sensación placentera e inspiradora que mueve, arranca y desgarra, desde adentro, muy adentro los más suaves y cálidos pensamientos y emociones, por  el simple  roce de las yemas de mis  largos y estirados dedos,  con el nada sutil ni delicado teclado.

Tic, tic, tic, requeté tic, cada vez más lejano y más distante. Es imposible no sentir nostalgia por la ausencia de la magia que genera la materialización, con las manos, a través de una hoja,  de aquello tan real pero tan  intangible, que nos permite soñar, pensar y sentir. 

Tic, tic, tic, requeté tic, han sido el rápido camino de las manecillas del reloj o quizás la falta de aguante o tal vez el exiguo espacio para los largos diálogos con  mi buena y entrañable amiga Soledad, los causante del desastre que añoran tu  presencia.

Tic, tic, tic, requeté tic, es el sonido audaz, raudo y veloz, de escribir. Tan veloz como las ideas pululantes que a diario pasean por mi cabeza; y tan raudo como brotan mis lágrimas ante una sensación que me hiere y  que me duele.


Tic, tic, tic, requeté tic, es el eco que para mí tiene la acción que me acompaña desde muy chica y la cual ha sido mi compañera más fiel, aquella que me permite crecer al reflexionar y la cual por razones diversas he descuidado y hoy me hace sentir  nostalgia, nostalgia de escribir. 

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