sábado, 27 de julio de 2019

Un día de emociones y despedidas


Despedirse ¡que hecho tan difícil! Siempre que puedo evado esos momentos. Sin embargo, en la vida, nos debemos enfrentar a las despedidas muchas veces, en algunas ocasiones por voluntad propia, otras veces por la voluntad de terceras personas y en los momentos menos afortunados, porque la dureza de la vida así lo impone.

Sin embargo, cualquiera que sea el caso, siempre es duro despedirse, porque al hacerlo no solo le dices un hasta luego a seres humanos con los que has compartido tiempo de ese calendario definido que llamamos vida, sino porque también le decimos adiós a rutinas; a espacios físicos; a lugares en los que has creado ideas, sueños, proyectos, ilusiones; a paisajes naturales o urbanos que te acompañaron día con día, generando un sentido de pertenencia y de afecto hacia ellos también; a proyectos.

Cada despedida implica el cierre de un ciclo que te invita a renovar y a reiniciar otro distinto, y cuando la despedida es por tu propia voluntad, ese sería el aliciente que pretende que sea menos fuerte decir adiós o que al menos duela menos.

Hoy le he dado la despedida a tres espacios a la misma vez y a pesar de que era consciente de ello, y de lo que implicaba, no ha sido sino hasta llegado el día, que he sentido la fuerza y dureza de decir en un caso hasta pronto y en los otros dos un adiós definitivo.

Hoy, sin duda alguna ha sido un día difícil, de muchas emociones, de nostalgias y de tristezas, de recuerdos de tantos esfuerzos, de convivencias y de experiencias a los que les decimos adiós, con la confianza de que mañana inicia un nuevo ciclo que nos permitirá aprovechar toda la experiencia vivida en estos espacios de los que hoy nos despedimos. Buenas noches.


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