¿Por qué escribo?

¿Por qué escribes? Preguntó un hombre asombrado e indignado de que le dedicara tanto tiempo a la escritura, como si dicha actividad fuera una pérdida de tiempo. Yo, más indignada por la pregunta respondí:

Escribo…

Porque al hacerlo mi alma y mi mente se liberan.

Porque al ver la tristeza plasmada de forma escrita, se acepta y se transforma.

Porque hay ideas que piden a gritos dejar de estar encubadas.

Porque la impotencia, al ver las cosas que mi carga moral e intelectual no entiende, se aliviana.

Porque es mi pasión.

Porque es consecuencia de mis genes.

Porque mi espíritu se enaltece.

Porque es mi necesidad.

Porque escribiendo acorto las distancias.

Porque cuando escribo no existe la soledad.

Porque mis ideas se inmortalizan.

Porque el ideal de la justicia se puede materializar.

Porque al escribir puedo ver en imágenes lo abstracto de mis pensamientos y sentimientos.

Porque lo que escribo me pertenece, proviene de mí y nadie me lo puede disputar.

Porque a través de un trozo de imagen negra plasmada sobre la blancura de una hoja, encuentro paz.

Porque con la escritura no tengo límites y obtengo total libertad.