miércoles, 24 de septiembre de 2014

¿Nuestras creencias o el interés general? Seguimos reflexionando sobre el proyecto de Ley 61.

Como creyente en una Fuerza Creadora de Luz a la que le llamo Dios, no puedo pretender que los temas de Estado se decidan de acuerdo a mi particular fe, porque eso sería excluir a un conglomerado de personas que tienen creencias distintas a las mías pero que forman parte del mismo Estado al que pertenezco. Eso se llamaría soberbia e imposición.

Leyendo comentarios y opiniones respecto del proyecto de Ley 61, por medio del cual se adoptan políticas públicas de educación integral, atención y promoción de la salud, pienso que solo cuando el Estado panameño, a través de sus gobernantes, tengan la capacidad de salirse de las micro esferas de su fe y sean conscientes que los temas de la ciudadanía se deben atender como temas de la ciudadanía y no de la religión que profesan, podremos entonces hablar de progreso, porque como sociedad panameña habremos sobrepuestos nuestros intereses y creencias particulares en beneficio de los intereses de las mayorías, que es a fin de cuentas la tarea de los gobernantes, realizar acciones en beneficio de la colectividad.

No nos confundamos, las creencias religiosas son las que...


se enseñan en casa y son las opcionales, los temas de nuestra humanidad se deben enseñar en las escuelas en un ambiente de igualdad. Por tanto,  tal como se enseña nuestro idioma (tema humano de comunicación) o tal como se nos enseñan las matemáticas (tema humano de operaciones lógicas mínimas), de esa misma forma, tenemos que saber qué ocurre en nuestro interior, en nuestro campo corpóreo y espiritual, identificar lo que sentimos, las reacciones naturales que nos suceden, etc.,  para poder solo así,  generar la formación de  seres más conscientes y responsables, sobre el modo de vivir la sexualidad.

La historia ha dado fe que pretender avergonzarnos de nuestra sexualidad, característica tan humana y natural que poseemos, ha generado no solo embarazos no deseados sino también una serie de enfermedades de transmisión sexual, que la mayoría de las veces son irreparables.

El proyecto 61 no busca la autorización de la repartición de preservativos  ni  mucho menos la incitación al sexo desenfrenado ni  a la inmoralidad, quienes así argumentan están mintiendo.

El proyecto 61 busca crear una política en donde con bases científicas y éticas se legisle en este país de manera seria, sobre una parte de nuestra humanidad – la sexualidad –  la cual por años se ha excluido de las políticas públicas, por no contar con una ley que así lo impulse,  generando una sociedad ignorante e irresponsable respecto de un tema que nos es fundamental. Y esto se debe,  gracias a la intervención de un sector que necesita para su sostenibilidad, en muchos sentidos, que  la sexualidad siga siendo un tabú.

Por tal razón, vale la pena que nos informemos y leamos el contenido del proyecto y así, cada uno vaya generando sus propias conclusiones de la misma, sin dejarse engañar por personas que con una tendencia alarmista, con argumentos carentes de conocimientos de conceptos básicos, deciden en función no de la mayoría ni de las realidades que se viven en la población panameña, sino en función de sus particulares creencias e intereses.


Abajo el enlace del proyecto. 

1 comentario:

  1. Nelva, me encantó tu escrito.
    Ayer conversaba con una mujer que admiro por su inteligencia clara, que me dio una reflexión muy buena. Dijo ¿cuál es la definición de patria potestad, qué es?
    ¿Acaso es una tableta que se coloca debajo del brazo, una cosa? ¿Cuándo la ejercen los padres?

    En la familia, eso se tiene que enseñar a los hijos, para que la respeten, si no lo hemos hecho a tiempo como padres ¿cómo vamos a esperar otro comportamiento.
    Saludos,

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