A ti que acaricias con
palabras,
tan suaves como la caída
de las hojas
y en la tempestad das
sombras
luminosas, que ayudan a
pasar las fojas.
A ti que develas las penumbras,
tan agrias, de quienes reciben
migajas
y con voz de esperanza
alumbras
sus cuerpos cubiertos de mortajas.
A ti que con firmeza cimbras,
las silentes sequías y congojas,
y con cautela y prudencia
siembras
luz y consuelo en el
mirar que desaojas.
A ti que pisas sobre alfombras,
tan elegantes como las
manzanas rojas,
y que con emociones tornasoles
obras,
cuando por amor o desamor
nos arrojas.
Te felicito Nelva por esta bella poesía.
ResponderEliminarMe encantó!
Saludos,