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martes, 12 de agosto de 2014

Día Internacional de la juventud: Reflexiones


Hoy es el día internacional de la juventud y justo hoy tenía un taller con un grupo de jóvenes de entre 15 y 17 años de una escuela de la localidad. Al terminar reflexionaba con la voluntaria que me acompañó y con la profesora, algunas ideas tales como las que a continuación les comparto:
Hay tanta energía en los jóvenes, tanto entusiasmo y tantas ganas de aprender...pero, a la vez, tan poca guía y orientación que los canales entre la juventud y el mundo adulto resultan disociados.
Si realmente nos preocupáramos un poco antes de criticar a esa gran masa ávida de ser escuchada y de ser tratada con amor y respeto, nuestro próximo mundo adulto sería completamente diferente al que tenemos hoy y del cual muchas veces nos avergonzamos por lo descarados y corruptos que son un gran número de miembros que lo componen (Ejemplos como el vergonzoso ex presidente de la Asamblea Nacional de Panamá hay muchos).
En la actualidad, los jóvenes cada vez comparten menos

jueves, 10 de enero de 2013

El arte de conversar


Hace unos años atrás, escuchaba con cierto escepticismo a amistades cercanas que habían vivido en el extranjero y que referían que sólo cuando uno estaba fuera de su país de origen, aprendía  a valorar lo que uno tenía dentro de su tierra natal.  Muchas veces, durante mi estancia en México, he recordado esa frase y la he hecho mía con una certeza absoluta. Podría mencionar muchas cosas características de mi país que durante estos casi cuatro años de vivir fuera de Panamá, he añorado con vehemencia, como por ejemplo: la comida, el mar, el verdor natural de los árboles que tienen la dicha de crecer en una ciudad menos contaminada que otras, el calor, la alegría propia de la gente, la queja constante, la cercanía de los lugares, y un larguísimo etcétera.
No obstante, en mi última visita a mi cálido terruño, la cual – a diferencia de otras – estuvo caracterizada por el descanso y el compartir con gente querida, me ha permitido reflexionar y valorar algo en lo que no había caído en cuenta y es el hecho de que aún – pese a los dispositivos móviles actuales, que en vez de acercarnos nos alejan – mantenemos el arte de conversar largas horas, sobre diversos temas y a modo de diversión o como mecanismo de dulcificar el tiempo. 
Las tertulias panameñas se desarrollan en

lunes, 31 de diciembre de 2012

Mi deseo para el 2013



Es raro, hasta ayer, hice conciencia plena de que hoy, lunes 31 de diciembre se completan las últimas 24 horas del año 2012. Tal vez porque tengo muchas cosas resonando en mi mente y en mi corazón. Pero, lo cierto es que al asumir y al aceptar que se acaba un ciclo de experiencias acumuladas durante 365 días, me pregunto ¿qué me deja el 2012? y ¿qué deseo para el 2013 Y, ciertamente, creo que es mucho lo que me llevo del 2012 y en virtud de lo que me dejó este año, no puedo desear solamente una cosa:
Que en el 2013 cada pulsación humana que se encuentra cohabitando y coexistiendo en este mismo tiempo y espacio actúe, sienta y piense con absoluta responsabilidad.
¿Responsabilidad? Sí, responsabilidad. Nunca antes había pedido y ni siquiera había pensado en tal virtud como deseo, pero, ciertamente, la experiencia del 2012 eso es lo que me provoca pedir, porque hoy día comprendo que la responsabilidad deviene de la consciencia y actuar en tal sentido es lo que permitirá que nuestra humanidad progrese, evolucione y pueda vivir en paz.

Empero ¿Responsabilidad de quiénes? Responsabilidad de todos y de todas en el lugar en el que estemos. Y, para poder explicarme mejor, partiré de las células más grandes hasta las más chicas, entendiendo que las más chicas son las que permitirán que las grandes actúen responsablemente.
ü  Responsabilidad de los Estados, y, por tanto, de todas las personas que trabajan en los gobiernos, desde los barrenderos hasta los presidentes de la república.
Bajo mi óptica, un actuar responsable en estas esferas implica tener claridad

lunes, 3 de mayo de 2010

Felicidad Condicional

Ese sentimiento de satisfacción, bienestar, placidez, tranquilidad y seguridad, que hemos conocido con el nombre de felicidad y, que se disfrutaba en el presente; en el mundo moderno y post moderno ha adquirido una fuerza determinante para justificar el consumismo reinante, reduciéndole siempre a un estado futuro que debemos alcanzar, mediante la posesión de bienes materiales. Tal como lo establece el Diccionario de la Lengua Española, al definir la felicidad como el estado del ánimo que se complace en la posesión de un bien. (No hay que olvidar quiénes son los que tienen injerencia para establecer y definir conceptos, bajo el nombre de una institución referencial para todos los hispanos hablantes).

Además, de acuerdo con el sociólogo polaco Zigmunt Bauman, la felicidad – en la modernidad - se ha transformado de aspiración ilustrada para el conjunto del género humano en deseo individual. Y en una búsqueda activa más que en una circunstancia estable, porque si la felicidad puede ser un estado, solo puede ser un estado de excitación espoleado por la insatisfacción.

Es decir, la felicidad ha quedado delimitada a un estado individual, inestable y futuro que lo determina la posesión de bienes materiales y que por tanto, al ser reducida a cuestiones externas al alma (como desde hace siglos lo mencionaba Aristóteles), es esporádica; y, precisamente por esas características, en la modernidad y en la postmodernidad, se requiere que sea el objetivo a buscar constantemente, en donde no importa cuánto cueste (tanto en esfuerzo como económicamente) o cuánto nos embarguemos, lo importante es la posesión del bien para sentirnos felices unas horas, luego de las cuales deviene la insatisfacción y por ende nuestras mentes vuelven a concebir un nuevo objetivo - bien que buscar para ser felices. Estos bienes no necesariamente son cosas u objetos, únicamente palpables o sin vida, pueden ser personas, estudios, trabajos, cargos, reconocimientos externos de otros, etc. Es decir, en el mundo moderno y post moderno, la felicidad ha estado condicionada, razón por la cual mucha gente vive en estado de insatisfacción, ya que la innumerable cantidad de cosas que diariamente salen al mercado, nos hace querer buscar más y más, no como una aspiración personal de superación que vaya en contra del conformismo, la cual a mi juicio estaría bien, sino como una mera posesión, que no se sabe muy claramente para qué se necesita, pero aún así, hay que obtenerla. Olvidándonos que la felicidad no es la que está reducida únicamente a lo material. Sino que tal como lo indicaba al inicio es un sentimiento duradero de satisfacción, bienestar, placidez, tranquilidad y seguridad, que se vive en el presente, que proviene de nuestro interior y que nos permite disfrutar lo que somos e incluso lo que tenemos.

Sobre este particular, les dejo otra reflexión del libro Del Peregrino Loco, que ya he estado citando en este blog.

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Felicidad Condicional

Autor: Grian

Del libro: El Peregrino loco.

Aquella joven peregrina parecía sentirse a gusto en compañía del peregrino loco, con el cual conversaba largamente durante las jornadas.

- Seré feliz el día en que me pueda comprar una casa - le dijo la joven un día -, con unos amplios ventanales y una terraza sobre el mar; y una buhardilla forrada en madera donde leer las tardes de lluvia…

-¿Y por qué no eres feliz ya? – le interrumpió el peregrino loco.

La muchacha no esperaba aquella pregunta.

- ¿Porqué motivo tendría que ser feliz ya?- preguntó.

- ¿Acaso dice en alguna parte que hay que tener un motivo para ser feliz? – preguntó a su vez el loco.

La joven guardó silencio mientras reflexionaba.

-No, supongo que no - dijo al fin -. Pero se supone que todo el mundo debe tener un sueño que, cuando se cumple, le hace sentirse inmensamente feliz, ¿No?

-Sí. Eso hace la mayoría – reconoció el peregrino loco -. Pero, de este modo, lo único que hacen es hipotecar su felicidad, condicionarla al hecho de que se haga realidad este o aquel deseo. Y si el deseo no se hace realidad, entonces caen en el lado opuesto y se sienten tremendamente desdichados.

- Bueno – aceptó la muchacha sin mucho convencimiento - , es una manera de ver las cosas.

- No, no es sólo una manera de ver las cosas levantó la voz el loco como si en ello le fuera su demencial prestigio - . La gente se pasa la vida persiguiendo deseos y diciéndose que serán felices cuando los alcancen; sólo para conseguirlos, ser felices dos días y buscarse un nuevo deseo con el cual poner la felicidad a otros dos o tres años vista. Se comportan como el burro detrás de la zanahoria, siempre corriendo detrás de sus sueños para no ser felices nunca.

- Sí. Puede que tengas razón – admitió la joven sin demasiado énfasis.

- ¡Claro que tengo razón! – Levantó la voz aún más el loco - ¿Cómo espera ser feliz la gente si le ponen condiciones a su felicidad?

La muchacha parecía divertida con el estallido de su extraño compañero, pero no respondió. - - agregó en tono burlón, imitando las expresiones de la gente – Así, establecen su propio programa mental para ser desdichados. Siempre ponen la felicidad lejos de ellos, en el futuro, nunca en el presente. ¡Y luego se quejan de lo ingrata que es la vida! La peregrina se detuvo, con una sonrisa maliciosa en los labios, y le dijo en voz baja al peregrino loco:

- Oye, ¿Con quién estás enfadado?

El loco la miró como aturdido por unos instantes y, luego, en voz baja, como contándole un secreto, le contestó:

- Estoy enfadado con la estupidez humana.

domingo, 28 de marzo de 2010

Jesucristo

Nombre único. Ser único y determinante en la historia de la humanidad. Para algunos eres un mito, una ficción, una necesidad de creer en algo, en alguien. Para otros, como yo, eres realidad, porque te hemos sentido y experimentado y hemos decidido, por fe, que eso que sentimos lleva por nombre Jesús.

En muchas ocasiones, he sido criticada por creer en ti. Cuando era adolescente, me cuestionaban el hecho de dedicar tanto tiempo a las actividades que tuvieran relación contigo. Mis amigos de ese entonces me juzgaban porque no los acompañaba a las “chupatas” escolares, a los “arranques” o salidas, etc.

De adulta me han cuestionado el que escuche música que se ha escrito inspirada en ti. Me han dicho fanática por eso. Lo cual para mí ha resultado contradictorio, porque no entiendo la diferencia de escuchar ese tipo de música, a una escrita por cualquier cantante que las emisoras de radio y demás medios de comunicación, han ayudado a que sea famoso o famosa, y que por supuesto también escucho.

He recibido fuertes interrogatorios, porque la gente no entiende cómo es que digo creer en ti si critico tanto a una de las instituciones que dicen darte a conocer. Me han dicho que soy rebelde por eso.

¿Y sabes? En estos días en que recordamos el paso de tú injusta muerte y tú gloriosa resurrección, reflexiono y doy respuesta a esos cuestionamientos.

Doy gracias a mis padres porque ellos no me inculcaron creer en ti, de modo que yo misma pude hacerme un criterio de tú persona. De hecho, me bauticé de adolescente porque era algo que yo deseaba hacer. Y si bien, el bautizo es un signo más de la Iglesia católica, fue en ese entonces, cuando no entendía eso de los signos y tradiciones, que empezó a inquietarme tú vida. Al punto de que yo misma, deseaba conocer un poco más de ti y fue así, que accediendo a la invitación que me hizo Pedro - mi amigo inseparable de la secundaria - para asistir a un encuentro de jóvenes, es cuando, por primera vez, tuve la hermosa experiencia de sentirte. Nunca algo había sido tan satisfactorio para mí.

A partir de entonces, siempre tuve necesidad de saber más de ti, de buscarte y de encontrarte, y es por eso que entregué mi adolescencia y mi juventud a esa búsqueda. Nada para mí era más grato que estar en actitud de escucha permanente a lo que tú, por diversos medios, me transmitías diariamente.

Empecé a conocer a un Jesús humano, sencillo, entregado a los demás; carente de egoísmos, con defectos, con virtudes - como todo ser humano - que te hacen único. Un Jesús misericordioso, amoroso, paciente, servicial, con determinación, tierno, de carácter fuerte. Un Jesús rebelde, para todo lo que hiciste en aquellos tiempos de la historia. Un Jesús crítico y auténtico.

Por ello, cuando avanzaba en el conocimiento de tú persona y veía la realidad de la Iglesia a la cual pertenezco, podía comparar y ver que muchas cosas no correspondían a lo que yo había aprendido de ti versus lo que dicha institución proclamaba y hacía. Me llevé muchas decepciones, lloré, me sentí frustrada, me sentí decepcionada e incluso hasta dudé de ti. Sin embargo, hoy día comprendo que todo fue parte del aprendizaje.

Pues, entre otras cosas, aprendí que la Iglesia (cualquiera que sea, yo hablo de la católica porque fue allí en donde tuve mi experiencia) es algo distinto a lo que tú eres. La Iglesia, finalmente está constituida por hombres y mujeres imperfectos que por las ansias de poder y de poseer el control, ha cometido y sigue cometiendo injusticias muy fuertes en la sociedad. La culpa – a través del pecado - , es el medio que suele utilizar para cometer dichas injusticias.

Aprendí que en tú nombre se manipula y se ha manipulado a lo largo de la historia, las conciencias de los miles de millones de seguidores que por la razón que sea no son autoconscientes y por tanto, no cuestionan lo que se nos pone al frente y creen a ciegas lo que dicen que proviene de ti.

Aprendí que la Iglesia es uno de los instrumentos que nos conducen a ti. De hecho, para mí lo fue. Sin embargo, no es el único. De hecho, en ocasiones, cuando no se tiene una clara separación de lo que es la Iglesia y lo que eres tú, dicha institución puede ser el medio para alejarnos de ti.

Aprendí a ser crítica y por ende, a quitarle el velo a lo que se nos plantea como única realidad, como única razón. Por ello me llaman rebelde. Yo le llamaría ser autoconsciente.

Aprendí que solo contigo encuentro la libertad y el amor en su máxima expresión, ya que eres la fuente de esos dos sentimientos y/o valores, que para mí siempre han sido los más importantes en mi vida.

Aprendí a creer sólo en ti. Y por tanto, eres y serás siempre el único “amuleto” que requiero. Pues todo lo demás, llámese brujerías, santeros, supersticiones, resguardos, etc., son creaciones de los hombres que al final se constituyen en viles negocios. Ninguno supera tú poder.

Aprendí a ser auténtica y sencilla interna y externamente, a no dejarme llevar por las vanidades del día a día, por ello soy feliz – pese a las críticas o recomendaciones que me han hecho en muchas ocasiones - con unos jeans, un suéter, mi colita de caballo y unas zapatillas o tenis.

Aprendí a verte, escucharte y a sentirte por medio de la naturaleza, aquella mágica creación que nadie ha podido superar. Al igual, que por medio de cada hecho que pasa día a día. Algunas veces, no puedo verte, escucharte o sentirte de inmediato y tiendo a desesperarme cuando no encuentro respuestas, pero con el paso de los días me permites discernirte y entenderte.

Y esta síntesis del aprendizaje que he tenido de ti y por ti, me ha permitido creer cada día más en un Jesucristo distinto al que se nos ha querido vender a través de imágenes, estampitas, miles de cosas “bendecidas” y de los innumerables mitos que aún existen con respecto a ti. Toda la experiencia que he vivido, en este proceso de aprendizaje que no termina, ha formado la mitad de mi vida, la parte espiritual, aquella que me permite procurar un equilibro con la otra parte de mi ser: la razón y la ciencia.

Eres mi modelo, mí único modelo a seguir. Y a pesar de que no te llego ni a los talones, no me cansaré de trabajar en mi interior, para ser cada día una persona lo más cercano a ti.

Hoy, como todos los días te doy gracias por permitirme conocer un pedacito de la gran inmensidad que eres, por las personas que he conocido a lo largo de mi juventud – con quienes comparto la inquietud de conocer más de ti - y que me han transmitido tú amor, doy gracias por la oportunidad de vivir y espero pacientemente el día en que pueda descansar en tus brazos para gozar de tú amor y de tú libertad. Como tantas veces lo he soñado.

Mi amor por ti Jesús, es infinito y festejo un año más - de aquellos que inventamos los hombres y mujeres para organizar nuestras vidas - tú gloriosa resurrección.

Por adelantado, les deseo una Feliz Pascua de Resurrección.

¡Saludos!

lunes, 22 de febrero de 2010

Ser agradecidos


¿Alguna vez han escuchado a alguien que ha realizado una acción en favor de otra persona y expresa lo siguiente: Ni las gracias me dio ó es un mal agradecido?

La gratitud o el ser agradecido es un sentimiento que implica una correspondencia al favor o beneficio que alguien ha hecho por nosotros en algún momento. Y esa correspondencia puede ir desde algo tal vez complejo, dependiendo de las circunstancias, como por ejemplo: hacer algún favor especial en un momento en que la persona o personas que nos lo han hecho antes, lo requieren o necesiten; o bien, puede ir hasta algo más simple como expresar sencillamente: gracias, en correspondencia a cuestiones que pueden ser de la cotidianidad como que alguien nos abra la puerta, nos ofrezcan un desayuno, nos cedan el paso, entre otras.

Que diferente se siente cederle el paso a alguien, por ejemplo, y que en vez de dar las gracias la persona corresponda con una cara seria o incluso, en ocasiones de enojada. O que le ofrezcas el desayuno a una persona y simplemente lo rechace sin siquiera dar las gracias. Seguramente, quedarán pocas ganas de hacer algo por esa persona en el futuro.

Y es que la gratitud, como todos los valores es algo que se transmite como un efecto dominó o en cadena, por tanto, la práctica continua de los valores se contagia a otras personas y así sucesivamente.

Sin embargo, hoy día vemos como este valor, tan simple se ha convertido en algo tan complejo que en muchos casos se ha nulificado.

En mi caso particular, guardo muchos recuerdos de personas que han sido amables y generosas conmigo, por ende no me pasaría por la cabeza hacer algo que no correspondiera a esa generosidad, pues de lo contrario, me sentiría como mal agradecida. No obstante, me cuestiono cómo personas que han tenido la misma experiencia que yo, de la noche a la mañana pueden olvidarse de todos los beneficios que han obtenido de una u otra persona y simplemente no importarles nada o incluso ser hasta desleales e inescrupulosas.

Sin duda este tipo de personas suelen tener características de soberbia elevada, porque piensan que quien hizo tal o cual cosa en su beneficio tenía la obligación de hacerlo o inclusive podrían decir que no le pidieron a nadie que hicieran tal o cual favor en su beneficio.

Ciertamente puede ser que concurran uno o ambos de estos casos, pero esa persona a quien uno está tratando o debería corresponderle, por cuestiones de educación elemental, es un ser humano que seguramente se sentiría mejor si correspondiéramos con un simple gracias. Y, nosotros mismos, sin duda alguna nos sentiríamos mejor, porque como bien dice el dicho “que bien se siente, tratar a la gente como gente”.

Además, sin miedo a equivocarme, al decir gracias seguramente se dibujará una sonrisa en nuestro rostro y así seremos recordados, por tanto al final tiene más beneficios para nosotros el ser agradecidos, que para con quienes lo somos. Porque además de hacer sentir bien a los demás, nos ayuda a sentirnos mejor nosotros mismos, nos abre puertas, transmitimos este valor a otras generaciones y concatenadamente se practican otros valores como la lealtad, la cortesía, la solidaridad, entre otros. Por todo lo anterior, les invito a no dejar morir esta práctica.

sábado, 20 de febrero de 2010

Celebración del amor y la amistad

En días pasados, en gran parte de los países del mundo, se celebró el día de San Valentín, día en el cual se conmemora el amor y la amistad. Pese a que es un día que los comercios han impulsado con mucha fuerza para obtener ganancias considerables por la venta de postales, flores, chocolates y demás detalles, y por tanto a veces esos sentimientos tan puros y nobles se ven un poco influenciados por lo material, deseo compartirles algo que observé aquel día en la ciudad de México.

Desde que estoy en este país, una de las cosas que más he admirado es la creatividad de sus ciudadanos, pues se las ingenian para todo, en este caso: unos para vender una cantidad inmensa de curiosidades y los otros por buscar los detalles más innovadores para agradar a las personas que aprecian.

Durante una salida que di ese día, podía ver – por doquier – a personas con detalles en las manos, tales como: globos similares a los del chavo del 8, con miles de formas y frases curiosas, arreglos florales o de peluches, obsequios envueltos, una cartulina con un montón de post – it que cada uno decía una expresión de afecto, un carro totalmente copado de post – it, también con expresiones de afectos (te quiero, te amo, etc), gente en cines y teatros donde habían descuentos casi del 50% en algunos de estos últimos (los cuales son bastante costosos en relación con los de Panamá), en la universidad una persona le confesaba su amor a otra mediante un cartel enorme, tipo valla publicitaria, con nombres y apellidos, entre muchas otras cosas. ¿Algunos de estos detalles los consideran cursis? Tal vez, para algunos, pero todos de un modo u otro implican un esfuerzo de una persona para agradar a otra, al final son una forma de expresión de cariño.

Pero, lo que quiero resaltar, es que por donde me moviera habían personas con algún detalle de sus parejas, familiares o amigos, y todos se veían felices, en el lugar que estuvieran, fuera en medios de transporte público como el metro, metro – bus o los buses, en carros particulares, a pie, en fin, gente de todo tipo de clases sociales manifestándose, de variadas formas su cariño, su amistad y su amor.

Pero, más allá de los detalles materiales, pienso que sería hermoso que diariamente se pudiera vivir en la armonía que se procura pasar el 14 de febrero, tan solo depende de que cada uno de nosotros sigamos tal vez el ejemplo del peregrino loco, que se describía en el cuento intitulado la locura que publiqué hace un par de días, de modo que diariamente podamos rendirle tribuno, celebrar y convivir en amor y amistad.

Para lograrlo, tal vez tendríamos que dejar que otros con cierto poder dejen de definir cuándo tenemos que hacer tal o cual cosa, en este caso, cuándo tenemos que celebrar el amor y la amistad, para así permitirnos y atrevernos a definir nosotros mismos lo que deseamos.