Hoy el sensacionalismo de un titular de un periódico del
patio llamó mi atención. El titular era sobre un reggae llamado La Chama, que
como no es de sorprenderse no había escuchado.
Aclaro, no escucho reggae, no porque no me guste el ritmo,
sino porque salvo intérpretes en peligro de extinción, las letras me ofenden
como mujer, por lo que cuando escucho música, paso el dial sin pensarlo para no
incrementar el rating de los retrógradas que lo cantan en Panamá.
Viendo la noticia en el diario digital aparecen varios
vídeos en donde el apodado Mr. Saik está
en una presentación a tope y advierte querer interpretar La Chama y pregunta al
público, que era bastante grande, y el cual estaba conformado por un alto porcentaje
de mujeres, si él había ofendido a alguna mujer con su canción, a lo que el
público responde, en coro, que a
ninguna. A lo cual el pretendido reguesero afirma con orgullo que ha hecho
otras canciones y nunca han ofendido a nadie. ¡Plop!
En eso, un ser humano, una mujer venezolana, muy valiente por cierto, para
enfrentarse contra toda una discoteca, alza su voz y le grita "Falta de
respeto, abusador, desgraciado". Y
como era de esperarse todo el mundo se va en contra de ella y le gritan ¡fuera!
¡FUERA!
La mujer venezolana rompe en llanto de la impotencia y
sollozando va saliendo del lugar diciendo,
entre otras cosas: "No es un juego, ustedes no saben lo que se
siente".
Luego de ver esto, mi pregunta es ¿hasta ese momento nadie
en ese abarrotado lugar pudo sentir el dolor y la indignación de una mujer, que
más allá de cualquier lugar de origen del cual provenga, estaba indignada con
una canción insultante en donde este tipejo afirma que todas las venezolanas
están paradas en una esquina, vendiendo su cuerpo y en donde, como es su
costumbre, ubica a las mujeres - EN GENERAL-
como un objeto sexual?
Realmente es aberrante
que sigamos aplaudiendo, celebrando y defendiendo a seudo artistas, sin
talento, que necesitan recurrir a la bajeza de la ofensa, la denigración del
sexo de su madre, y el resentimiento contra otra nacionalidad, creado producto
de la incapacidad de nuestros gobiernos por tener una política migratoria
efectiva.
Es tan bajo el que escribe letras como esas como el que las
canta, las baila y las celebra. Gracias a letras como esas seguimos propagando el machismo,
la violencia y la minusvalía emocional de nuestra juventud y de la población en general.
Estado panameño: necesitamos regular y censurar YA las letras
que se propagan en nuestra radio sin ningún tipo de control.
Te quedó excelente.
ResponderEliminarExcelente punto de vista el de usted licenciada. Muy atinadas sus palabras . Saludos.....
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