En el mutismo de una vida que
aguarda,
inquieta, lacrimosa y doliente,
se observa al alba correr las horas,
que caen en el lejano poniente.
En el desierto de un alma que evoca,
presencia y certeza corriente,
se vislumbran las letras que
pregonas,
como ave en pena, inútilmente.
En el suspiro de una ilusión que anhela
chispa y luz prominente,
se perciben como mueren las brasas,
y se consumen, amarga y lentamente.
Querida Nelva:
ResponderEliminarBelleza!
Sigue escribiendo que esto es alimento para el alma de tus fieles seguidores.
Un abrazo,
MT
Gracias Ing. Marcela.
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